(Pincha para ampliar)
Este
de aquí, soy yo, mira lo joven que estaba. Y este de aquí, el de mi
izquierda se llamaba… Marcelo, sí, Marcelo Oise Valencia. Aún
puedo recordarlo, era una persona extraña pero curiosa a la vez.
Cuando
lo vi por primera vez estaba sentado en una esquina del patio con un
cuaderno apoyado sobre las rodillas, estaba escribiendo algo, parecía
interesante. Me acerqué y nos hicimos grandes amigos. Y los amigos
en la mili se hacían, como decirlo, pequeñas bromas, pequeñas
“putaditas”. La última noche en el cuartel me cogió mi diario y
escribió en él: "Nunca digas adiós, porque un adiós significa irse, e irse significa olvidar".
(Pincha para ampliar)
NOTA DEL EDITOR: Fragmento del diario en el que se nombra a Marcelo.
Comentarios
Publicar un comentario