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CHIPIONA. INICIOS DE LOS AÑOS 50

23 de febrero de 2014.

Siempre recuerdo con añoranza aquellos tiempos.

Nunca olvidaré aquellos veranos de inicios de los 50. Íbamos a la playa todos juntos, comíamos algo ligero y pasábamos allí hasta el último rayo de sol de la tarde. Éramos muy afortunados porque por esa época, pocos madrileños podían permitirse ir a la playa en verano.
Marcelo siempre era el de las buenas ideas, siempre tenía algo en mente para hacer entre todos, y eso a veces nos costaba algún que otro castigo. Nos encantaba dormir juntos y contar historias que nos inventábamos.

(Nota del editor: Foto cedida por María Oise, prima de Marcelo)

A mi primo le encantaba leer, e incluso entre tanta algarabía todo se paraba cuando decía “Un momento os voy a leer esto”. Historias curiosas, de la Antigüedad, versos de poetas jóvenes que nadie de nosotros conocíamos como Miguel Crespo o Jesús López Pacheco. Eso, unido a su imaginación, hacia que todos quedásemos embobados con sus ocurrencias de niño de 7 años. Aunque parezca imposible aún recuerdo una de esas historias. Trataba de una niña bastante pobre que quería estudiar, pero desgraciadamente era huérfana y en el orfanato no se lo permitían. Sin embargo, nunca se rindió y siguió luchando. Consiguió ser una empresaria y cumplir su sueño..., su nombre: Coco Chanel. Al final de esta historia Marcelo añadió algo impropio, pero que yo me he repetido en mil ocasiones para no naufragar en mi vida: “Para quien lo intenta, nada es imposible” un aforismo de Alejandro Magno, que sólo él era capaz de citar con naturalidad.

Las familias se separan y, desgraciadamente, hoy poco sé de mi primo. Hace muchos años que se mudaron a un pueblo de Sevilla. Pero al mirar esta foto y aunque se me escape alguna lágrima, debo reconocer que los mejores años de mi vida fueron esos años entre 1950 y 1956 y Marcelo formó parte de ellos, como esta fotografía forma parte de mí.


María Oise García.

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