27 de mayo de 2013.
Querido diario:
Hoy como de costumbre fui
al parque, siempre jugamos a la pelota en la misma zona y allí, en
un banco, cada día veo a un señor, algo mayor, sentado sólo y con
una pequeña libreta en la que siempre está escribiendo.
Al cabo de unos minutos el
hombre se levantó y dejó un trozo de página en el lugar donde
estaba sentado. Yo y mis amigos que lo vimos, decidimos acercarnos.
Era un acertijo. Estaba escrito con una caligrafía infantil,
¡parecía compartir el curso de primaria conmigo! Juan y Gonzalo
pasaron del tema. Pero a Julia y a mí nos picó la curiosidad. ¡Tú
me conoces mejor que nadie!
Me pareció algo extraño,
mañana dejaré la respuesta en ese mismo banco. ¿Qué pasará?
4 de junio de 2013.
Diario, amigo mío:
Hemos seguido desde el
primer día con la historia de los acertijos.
Desde entonces no paramos.
Los días los cuento por cada reto que nos deja ese señor del que
nada sabemos. Todos los días deja uno nuevo y algunos muy difíciles.
Pero hoy te escribo porque ayer encontramos algo diferente. Estaba
firmado con el nombre de Marcelo.
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Nota del editor: Se han encontrado los acertijos que se ven en las imágenes y al que se hace referencia en este Diario anónimo. Por si algún interesado quiere verlo.
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