Foto del lugar al que se refiere el documento sobre Marcelo Oise
Pincha para ampliar
Hace muchos años, me integré en la Agrupación Musical de Nuestro Padre Jesús de la Fuensanta, de Morón de la Frontera. Desde que estoy en esta agrupación, he ido cada Domingo de Ramos a tocar a Córdoba, una preciosa ciudad cercana a mi localidad.
Yo siempre he
sido una persona muy curiosa y cada año que iba a tocar a Córdoba,
aprovechaba para mirarlo todo: edificios, calles, pero también
personas, situaciones, etc. Desde nuestra posición se ven muchísimas
cosas para una mirada curiosa.
Desde el primer
paseo siempre me llamó mucho la atención un rostro. No tenía nada
peculiar. Simplemente que estaba ahí, en el mismo lugar. Fijo siempre. En la
esquina del hospital, en la calle Pedrera. Y así cada año, cada
Domingo de Ramos.
Tantos años
viendo a la misma persona en el mismo lugar me resultó algo
inquietante. Y a los curiosos nos puede nuestra curiosidad, así que
intuía que mi osadía no le molestaría demasiado. Era un tipo
tranquilo. Así que al décimo año decidí acercarme a él. Me salí
de la formación y le pregunté su nombre y por el motivo de
esa fijación. "¿Por qué estaba siempre en aquella esquina?" El
hombre sin más, me respondió: “Uno se acaba de morir del todo
cuando se muere el último que le ha conocido vivo”. “Por cierto,
me llamo Marcelo”.
No entendí
nada. Mi cara era de sorpresa absoluta. Estaba fuera de onda. Antes
de marcharme me confesó, sin más: “Cuando era pequeño venía
siempre con mi padre. No hay más razones”.
Una vez que me
dijo esto, volví a mi puesto de formación. Comenzamos a tocar la
marcha: “Amor y sentimiento”, la misma que tocábamos cada año
al pasar por aquella esquina. La música hizo que comprendiera. Entre
las notas supe que era su intento de que su padre viviera, aunque
solo fuera en forma de recuerdo en su mente.
Seguí tocando
unos años después, siempre lo vi, incluso en Morón, pero nunca más
hablé con él. Luego abandoné la formación, creo que he olvidado
incluso tocar, pero esa marcha y esas palabras no logro olvidarlas.
Comentarios
Publicar un comentario