Ya han pasado dos semanas desde que había recibido la herencia de mi tía Diana. Mi tía no tenía hijos, pero sí muchos sobrinos. A mí, al haber estudiado como ella, me dejó su amplísima biblioteca, supongo. Tengo una casa pequeña y no sabía qué hacer con tantos volúmenes. Así que tenía que seleccionar, hacer limpieza y elegir los libros que más me interesaban. Por casualidad, entre las cajas también había otras cosas: informes, estudios de casos, fichas de libros estudiados, etc. Encontré uno que me llamó la atención sobre los demás, porque mi tía había recogido algunas expresiones del presunto paciente y estaban subrayadas con marcador fluorescente de color amarillo. Por ejemplo, recuerdo estas: “La vida es como una partida de ajedrez y nunca sabe uno a ciencia cierta cuando está ganando o perdiendo”. “El hombre es la única criatura que rechaza ser lo que es” . “Si lo que vas a decir, no es más bello que el silencio, no lo vayas a decir”. Y así me fui interesando...