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Mostrando entradas de noviembre, 2017

MARCELO EN EL GAZPACHO ANDALUZ 2017

Nota del editor : Destacamos una noticia sobre el Festival Flamenco de Morón de la Frontera en la que se nombra a Marcelo Oise Valencia. Se trata de una entrevista a la artista local María Sevillano.  -¿Me permites hacerte una pregunta más personal?                 Claro que sí, la que tú quieras.                  -¿ Qué es lo que más te sorprendió de esa noche mágica?                 Sinceramente no te lo vas a creer, pero lo que más llamó mi atención fue cuando baje del escenario, mi familia me contó que un hombre, mientras yo tocaba, miraba un punto fijo y recitaba una poema ¿ Y qué decía el poema ? Me lo sé de memoria, porque tuve la oportunidad que me lo recitara en privado. Es este:                  Suena la guitarra y oyéndola tiemblas con la carne viva y la sangre quieta suena la guitarra y nos dice una casi interminable palabra de angustia.       Entonces, ¿llegaste a conocer a este espectador tan especial…?               

LECCIONES INCONCLUSAS

Aquellas fueron sus últimas palabras. Nunca supe más de él. Ni siquiera si encontró su nombre. Ni siquiera si se ahogó en él. Lo último que me dejó fueron unos libros, los que consideró que me salvarían la vida. Las palabras. Y el sabor de la pena en los labios. Decir adiós no es fácil. Para un niño, como lo era yo entonces, una prueba demasiado dura para superarla. Las despedidas siempre duelen. Más de aquella forma. Pero no podía engañarme. Marcelo nunca hacía las cosas como solían hacerse, ni siquiera enamorar a las personas. Cuando lo conocí tenía quince años. Marcelo había contactado con mi madre a través de un conocido para que ella le enseñara francés. Empezó a frecuentar mi casa y yo lo observaba desde la otra punta del salón como una presencia extraña, dándole solo la importancia que un desconocido que aporta dinero al hogar se merece. No sabría decir el momento en el que se empezó a acercarse a mí. Quizás cuando mi madre preparaba el café o tenía que salir a un recad

RECUERDOS DE LA EXPO ´92: YO SOY OTROS

Aún recuerdo cuando un pobre niño, que se encuentra ahora frente al ordenador escribiendo este relato, a la edad de seis años, agarrado de la mano de su hermano menor de tres, acudían a casa de Marcelo como de costumbre, en busca de un simple trozo de pan con chocolate y un vaso de leche de vaca recién ordeñada. Marcelo Oise era un hombre serio, tranquilo, pero con un corazón que, ¡para qué mentir!, no le cabía en el pecho. Siempre fue un tipo bastante contradictorio en cuanto a su forma de pensar y actuar. Recuerdo en 1992 cuando Marcelo leyó un artículo en mi presencia sobre la nueva inauguración de la Expo en Sevilla, lo leía como si no fuera con él. Como el que lee una crónica cualquiera, sin interés ni pasión. Pero en su mirada, aparecía el misterio, la ironía y la picardía que lo caracterizaba. Así era él. Había recortado la noticia del boicot que se produjo el día de la inauguración de la Expo, el mismo 20 de abril. Y no era para menos, él fue el único español d

UNA DECLARACIÓN SORPRENDENTE. INFORME POLICIAL Y OTROS DOCUMENTOS

Me sorprende y entristece mucho el motivo por el que hoy estoy aquí. Conocí a Marcelo en la universidad, aunque no recuerdo muy bien por qué empezamos a hablar; hace ya muchos años. Ambos estudiábamos Matemáticas, pero él era un poco mayor que yo y ya había estudiado Física. Ahora que lo pienso, nunca supe de qué vivía; su madre no trabajaba, su padre murió tiempo atrás y él se dedicaba a los estudios, la música y la lectura. Recuerdo que, de entre todos mis amigos, Marcelo era el que más curiosidad me producía. Siempre estaba en su mundo, resolviendo acertijos y enigmas, intentando encontrar una respuesta para todo. Sin embargo, aunque pasábamos mucho tiempo juntos, nunca sentí tener la confianza suficiente con él; algo me decía que, en su interior, había otro Marcelo que nadie jamás había conocido, un Marcelo que a mí me daba miedo conocer. Quizá hubo un momento en el que sí que fui cercana a él. Antes de aquél incidente, solíamos pasar mucho tiempo juntos; incuso íbamos a su p

RECUERDO/HOMENAJE ANÓNIMO EN LIBRO CONMEMORATIVO

Aún recuerdo mi clase. Corría el año 1956, teníamos tan solo 11 años. Él estaba en mi clase, coincidimos juntos entre estos muros del número 5 de la Plaza del Duque de Pastrana. Recuerdo que era un chico curioso, demasiado inteligente, sobresalía en todas las clases. Por lo que tenía entendido su situación familiar no era demasiado buena. Sin embargo, en clase nadie lo trataba bien, es más, muchas veces se burlaban de él e incluso le pegaban en los recreos. Sin embargo, nunca he escuchado a Marcelo protestar ni quejarse a ningún maestro por ello.                Siempre iba con una libreta y una pluma, pero nunca me atreví a preguntarle qué es lo que escribía en ella, supongo que apuntaría todas las dudas que en clase preguntaba, ya que siempre tenía muchísimas preguntas. No considero que Marcelo fuese un chico vergonzoso, solo que nadie, en este colegio, le dio nunca la oportunidad para que pudieran conocerlo. En 1957, cuando tenía 12 años se mudó a un pueblo de Se

UN TRABAJO DE 10

Primer día de clase de 1957, Colegio de Jesuitas. Teníamos 12 años y mis compañeros y yo estábamos expectantes a la espera de conocer a un niño nuevo. Cuando entramos en el aula ya estaba allí. Un niño muy tímido, callado, con mejillas sonrojadas y piel blanquecina, efectivamente era el nuevo. La casualidad hizo que me sentara a su lado, en el pupitre. Ya en la hora del recreo estábamos juntos. Sentados en uno de los bancos del colegio, le hablé sin parar, mientras él escuchaba y a ratos sonreía. Esa mismo día, Doña Marta, que empezaba siempre el curso así de trabajadora, para nuestra desgracia, nos explicó un trabajo: Leyendas del Mundo. Por parejas, con nuestros compañero de al lado. Marcelo pareció más entusiasmado que yo. Pero yo tuve la idea: elegimos la leyenda del Gallo de Morón. Doña Marta aceptó nuestra propuesta: “Un modo de que el nuevo supiera un poco más de historia de su municipio actual” -añadió. Quedamos esa misma tarde. Fui a su encuentro y le preparé una peq

EL SECRETO DE SUS OJOS EN UNA CARTA DE MARCELO

Releo, por cuarta vez, la carta que hallé hace algunas horas en la entrada de mi casa. Al parecer, había llegado hasta ahí por la rendija de la puerta. Desde que la encontré, la incertidumbre no ha dejado de carcomerme. ¿Quién es el autor de tales palabras?: “ Dicen por ahí que los ojos son el reflejo del alma, mas he de discrepar acerca de esa fraudulenta leyenda, pues en sus obscuros orbes jamás he podido percibir ni un ápice de emoción, ni euforia ni desconsuelo, ni molestia ni estupefacción, ni aborrecimiento ni interés.” “ Recuerdo la primera vez que la vi. Estaba sentada en un banco a la espera de algo que nunca llegó. ¿Puede una persona tan joven anhelar algo con tanta intensidad sin manifestar ni un atisbo de afán, desazón, pesadez o vehemencia?” ¿Y quién desearía conocerme de esta manera?: “ Ahora se estará cuestionando quién será el individuo que trazó estas palabras sobre el papel que ahora sostienen sus manos. Lamento decirle que ni yo tengo la respuesta

TELEGRAMAS QUE CUENTAN HISTORIAS

Nota del editor: Aunque no aparece una fecha exacta, falta saber el año o los años del envío, os dejo con una serie de telegramas que hemos encontrado. Creo haberlos ordenado correctamente. Obviamente, tenemos los originales en nuestro poder.

UN MATEMÁTICO EN MI GYM

Ayer, después de 25 años de la inauguración de nuestro gimnasio, el Athletes' gym, resolví una de las dudas que más habladurías y comentarios hemos tenido desde 1990. ¿Qué hacía aquel tipo en nuestro local? Desde su inauguración no ha faltado ninguna semana, creo recordar. ¿Por qué usaba siempre la misma máquina de correr?, ¿por qué solo andaba en ella? Siempre distraído. En lo suyo. Pero por fin hoy lo he sabido. Aceptó mi invitación por el aniversario, por inverosímil que parezca. Y he tenido la oportunidad de preguntarle. Es un tipo con mucha parla. Creo que podrías pasar horas con él y no aburrirte. Aunque en nuestras instalaciones apenas intercambió palabra alguna con el resto de usuarios.  Parece ser que lo que empezó siendo hacer un poco de ejercicio debido a su diabetes, terminó alejándolo de sus problemas personales y de la soledad. Le pregunté por la obsesión de persistir justo detrás de las elípticas y pegado a las cristaleras de la piscina climatizada. Sus palab