Ir al contenido principal

EL SECRETO DE SUS OJOS EN UNA CARTA DE MARCELO


Releo, por cuarta vez, la carta que hallé hace algunas horas en la entrada de mi casa. Al parecer, había llegado hasta ahí por la rendija de la puerta. Desde que la encontré, la incertidumbre no ha dejado de carcomerme. ¿Quién es el autor de tales palabras?:

Dicen por ahí que los ojos son el reflejo del alma, mas he de discrepar acerca de esa fraudulenta leyenda, pues en sus obscuros orbes jamás he podido percibir ni un ápice de emoción, ni euforia ni desconsuelo, ni molestia ni estupefacción, ni aborrecimiento ni interés.”

Recuerdo la primera vez que la vi. Estaba sentada en un banco a la espera de algo que nunca llegó. ¿Puede una persona tan joven anhelar algo con tanta intensidad sin manifestar ni un atisbo de afán, desazón, pesadez o vehemencia?”

¿Y quién desearía conocerme de esta manera?:

Ahora se estará cuestionando quién será el individuo que trazó estas palabras sobre el papel que ahora sostienen sus manos. Lamento decirle que ni yo tengo la respuesta. No se imagina cuántas veces llegué a interrogarme eso antes de conocerla. Actualmente, esa duda en mi cabeza ya no va dirigida a mi persona, sino a una pequeña muchacha que ansío conocer. Así que, dígame, ¿quién es usted? Y no busco su nombre, tampoco su apellido; lo que aspiro a saber es quién es realmente, cuál es su historia, esa que trata de silenciar.”

Mis ojos se dirigen, en una ocasión más, a ese nombre al final de la hoja, “Marcelo Oise Valencia”. No sé quién es, mucho menos tengo una mínima idea de su rostro o de su aspecto, pero sí puedo asegurar algo con certeza: pienso averiguarlo antes de que este año, 1993, finalice.



.....


 (Pincha para ampliar)


NOTA DEL EDITOR: Arriba la supuesta carta de Marcelo. Lo transcribimos aquí para contextualizar esta entrada.

No encontré, por más que busqué, a nadie con semejante enigma en la mirada como el que usted oculta en la suya.

Dicen por ahí que los ojos son el reflejo del alma, mas he de discrepar acerca de esa fraudulenta leyenda, pues en sus obscuros orbes jamás he podido percibir ni un ápice de emoción, ni euforia ni desconsuelo, ni molestia ni estupefacción, ni aborrecimiento ni interés. ¿Cómo puede alguien de apariencia tan frágil, delicada cuan aguja de cristal, sustentar un escudo tan solidificado en sus ojos?

La he contemplado, como si de una obra de arte se tratase. La he observado caminar cabizbaja por las calles en un intento por pasar inadvertida entre la maliciosa mirada de la sociedad, mas he de decir que su propósito ha sido quebrantado: usted llamó mi atención como ninguna osada incógnita sin resolución lo hizo.

Recuerdo la primera vez que la vi. Estaba sentada en un banco a la espera de algo que nunca llegó. ¿Puede una persona tan joven anhelar algo con tanta intensidad sin manifestar ni un atisbo de afán, desazón, pesadez o vehemencia?

Ahora se estará cuestionando quién será el individuo que trazó estas palabras sobre el papel que ahora sostienen sus manos. Lamento decirle que ni yo tengo la respuesta. No se imagina cuántas veces llegué a interrogarme eso antes de conocerla. Actualmente, esa duda en mi cabeza ya no va dirigida a mi persona, sino a una pequeña muchacha que ansío conocer. Así que, dígame, ¿quién es usted? Y no busco su nombre, tampoco su apellido; lo que aspiro a saber es quién es realmente, cuál es su historia, esa que trata de silenciar.

Seguiré observándola, pero no tema. Tan solo soy un viejo hombre que trata de resolver el mayor acertijo con el que pudo haber tropezado.

Se despide, Marcelo Oise Valencia.

Comentarios

Entradas populares de este blog

UN CAFÉ AGRIDULCE CON AMIGOS

Aún recuerdo aquella mañana con horror cuando tenía que haber sido un día feliz. Un día de reencuentro con compañeros de la mili que la magia de Facebook se había encargado de lograr. Nos encontrábamos en una céntrica cafetería sevillana, José Luis Galindo, mi amigo de La Algaba, Antonio Moreno, de Sevilla, Marcelo Oise y yo. El tiempo volaba. Todos permanecíamos abducidos por las ansias de saber qué había sido de nosotros después de tanto tiempo..., cuando Marcelo nos hizo callar mientras contemplaba en pie estupefacto la televisión. Todos imitamos el gesto de Marcelo y observamos las imágenes casi por inercia, sin saber de qué se trataba. Cuánto horror en un momento. Una furgoneta a toda velocidad arremetía indiscriminadamente contra todos los transeúntes que encontraba a su paso a lo largo del puente de Londres causando varios muertos. Poco a poco la información se ampliaba con más detalles del terrible atentado. Con firmeza soltábamos improperios

MENSAJES INQUIETANTES EN UNA CONVERSACIÓN DE WHATSAPP

 (Pincha para ampliar)  (Pincha para ampliar)  (Pincha para ampliar)  (Pincha para ampliar) NOTA DEL EDITOR : Última conversación hallada en el móvil de Julia Sánchez Gijón entre ella y María Salas Martínez, las dos niñas torturadas y asesinadas que fueron encontradas en la casa del principal sospechoso, Marcelo Oise Valencia desaparecido desde el 02/07/17.

LA OBRA, EL LIBRO

Como en las dos primeras entradas de este blog, dedicamos esta última a cuestiones docentes y metodológicas. Nuestra intención era hacer un libro colectivo, al azar, basado en Aub y Saporta. Es decir, un libro de hojas sueltas, sin numerar, que supone admitir que cada lectura viene condicionada por la decisión del lector al enfrentarse a la obra. Al final se consiguió jugar con el azar, no sólo por el detalle anterior, sino también, por el modo de escritura 'a ciegas", de cada uno de los participantes de este experimento literario en el aula. Dejamos aquí algunas imágenes del resultado final:   Cada historia, cada perspectiva sobre la vida de Marcelo supone una hoja suelta. En la imagen no aparecen algunos documentos "históricos" con el que se han completado esos relatos por parte de los escritores participantes.  Como se aprecia en la imagen de arriba, no hay mejor objeto que sirva de receptáculo a la obra, que la carcasa de las antiguas cintas de ví