Ir al contenido principal

¿VIVIMOS LO QUE SOÑAMOS?


Cuando llega mi hora de descansar, me tiendo sobre la cama y cierro los ojos. Imagino todo aquello que me hace feliz e imagino mi mundo ideal. Sé que es una tontería, pero a mí me causa paz y sosiego; me olvido de todo el mal que me rodea y me centro en mi mente, en mi felicidad. Vivo mi sueño. Lo que es raro es que esto me lo enseñara un mocoso. 
Todo ocurrió una noche de frío invierno, en Madrid, en 1955, caminando por callejones oscuros de vuelta a casa, sin querer regresar a mi hogar. “Mi hogar. Mi pesadilla”- me decía a mi misma entre lágrimas culpables y silencio. En fin, en una de las puertas vecinas encontré a un niño solo y me pidió ayuda muy cortésmente. Habían pasado más personas, pero no quiso abordar a nadie, porque nadie le dio confianza. A mí me eligió porque, según me dijo, las personas que lloran no pueden ser malas.
De camino hacia la comisaría le pregunté que cómo había llegado hasta estas calles si, según él, no vivía por allí cerca. El pequeño contestó que le había fascinado ser libre durante unas horas, aunque eso conllevara que se perdiera, dijo que se creó su propio mundo e ignoraba todo a su alrededor, y cuando vino a darse cuenta ya estaba en estos callejones. “Demasiado pequeño para afrontar mi destino”- añadió.
Mi cara de asombro hacia esa respuesta no le hizo cambiar ni un solo gesto de la cara, es más, parecía pensar que la perdida era yo. Al despedirnos, lo hizo amablemente y muy agradecido. Y dándome un beso en la mejilla, me susurró al oído: “No tengas miedo, nadie merece tus lágrimas, vive tu sueño”.
Al llegar a mi casa, cogí la maleta y me fui, sin pensarlo, sin mirar atrás. No sabía a dónde iría, ni si había hecho lo correcto, pero lo que tuve claro desde aquel instante fue que esa noche conocí a mi ángel guardián, de apenas 8 años, se llamaba Marcelo, pero le debo mi vida. Nadie volverá a silenciarme.

Nota del editor: Testimonio de una mujer anónima que vive en París desde 1956 y que no volvió a España hasta 1981, cuando se aprobó la ley del divorcio del Ministro Fernández Ordóñez

Comentarios

Entradas populares de este blog

UN CAFÉ AGRIDULCE CON AMIGOS

Aún recuerdo aquella mañana con horror cuando tenía que haber sido un día feliz. Un día de reencuentro con compañeros de la mili que la magia de Facebook se había encargado de lograr. Nos encontrábamos en una céntrica cafetería sevillana, José Luis Galindo, mi amigo de La Algaba, Antonio Moreno, de Sevilla, Marcelo Oise y yo. El tiempo volaba. Todos permanecíamos abducidos por las ansias de saber qué había sido de nosotros después de tanto tiempo..., cuando Marcelo nos hizo callar mientras contemplaba en pie estupefacto la televisión. Todos imitamos el gesto de Marcelo y observamos las imágenes casi por inercia, sin saber de qué se trataba. Cuánto horror en un momento. Una furgoneta a toda velocidad arremetía indiscriminadamente contra todos los transeúntes que encontraba a su paso a lo largo del puente de Londres causando varios muertos. Poco a poco la información se ampliaba con más detalles del terrible atentado. Con firmeza soltábamos improperios

MENSAJES INQUIETANTES EN UNA CONVERSACIÓN DE WHATSAPP

 (Pincha para ampliar)  (Pincha para ampliar)  (Pincha para ampliar)  (Pincha para ampliar) NOTA DEL EDITOR : Última conversación hallada en el móvil de Julia Sánchez Gijón entre ella y María Salas Martínez, las dos niñas torturadas y asesinadas que fueron encontradas en la casa del principal sospechoso, Marcelo Oise Valencia desaparecido desde el 02/07/17.

LA OBRA, EL LIBRO

Como en las dos primeras entradas de este blog, dedicamos esta última a cuestiones docentes y metodológicas. Nuestra intención era hacer un libro colectivo, al azar, basado en Aub y Saporta. Es decir, un libro de hojas sueltas, sin numerar, que supone admitir que cada lectura viene condicionada por la decisión del lector al enfrentarse a la obra. Al final se consiguió jugar con el azar, no sólo por el detalle anterior, sino también, por el modo de escritura 'a ciegas", de cada uno de los participantes de este experimento literario en el aula. Dejamos aquí algunas imágenes del resultado final:   Cada historia, cada perspectiva sobre la vida de Marcelo supone una hoja suelta. En la imagen no aparecen algunos documentos "históricos" con el que se han completado esos relatos por parte de los escritores participantes.  Como se aprecia en la imagen de arriba, no hay mejor objeto que sirva de receptáculo a la obra, que la carcasa de las antiguas cintas de ví