Ir al contenido principal

EN VIETNAM IGUAL QUE EN SARAJEVO

No hay mejor persona que conozca a Marcelo que yo, Joaquín Oise Ríos, su abuelo.
Para un niño era muy complicado dejar de lado su niñez, su entusiasmo por jugar. Su vida se debería basar en sueños. Aunque todavía no tuviera propósitos que cumplir. Todo despertaba interés en él.
Porque en la vida, ¿quién sabe qué es lo bueno y qué lo perjudicial? Mi hijo Antonio, el padre de mi nieto preferido, murió pronto. Ese hecho apartó su niñez como un viento arranca las hojas de un árbol. Pero ese hecho tan doloroso, lo unió a él para siempre. En sus pasos, yo veo los pasos de mi hijo. Los dos son hombres de palabra, ejemplares, humildes.
Y eso hacía mi nieto en 1992. Inspirado por Sartre y las noticias que venían a cuenta gotas de Bosnia, creyó a pie juntillas que un hombre no es otra cosa que lo que hace de sí mismo a cada momento. Así lo entendió mi querido nieto. Aunque era joven, se dedicó a transmitir esperanzas a Sarajevo. Su única arma era la palabra. Y como bien decía Sartre, “con las palabras se cargan las pistolas”.
Y es que cada paso que ha dado, cada acto que ha realizado, me atrevería decir que incluso cada gesto y detalles anónimos como este lo definen. Porque para mi nieto, el hombre necesita dar sentido a la vida creando valores. Es igual que su padre: Marcelo busca la libertad. Una libertad donde el hombre es responsable de todo lo que hace. Acaso la única libertad auténtica.
No hemos aprendido el sencillo arte de vivir. El cobarde es responsable de su cobardía, pero es cobarde al ser definido por el acto que realiza, no por un designio determinista. Pero puede dejar de ser cobarde. Lo que importa es el comportamiento en sí. Es una moral de acción y compromiso, como la de Marcelo. Y siempre desde la humildad, la distancia y el silencio.
La guerra terminó, pero no el miedo. Marcelo tuvo la necesidad de reaccionar. Quiso poner en pie a todo Morón. Difundió sus ideas y pensamientos mediante pintadas anónimas en las paredes del pueblo. A veces fue incluso divertido. Pero se acabó el recreo, quedó lejos Jean Paul Sartre, aquel París. ¿cómo puedes ser feliz si la gente no despierta? Todo perdió sentido en Bosnia, como antes lo perdió en Vietnam. Veo a Marcelo cambiado, sus ideales se tambalean, después de ver las noticias de Sarajevo y la impasibilidad de los moronenses.


NOTA DEL EDITOR: Una de las pintadas con las iniciales de Marcelo Oise Valencia. 


Comentarios

Entradas populares de este blog

LA OBRA, EL LIBRO

Como en las dos primeras entradas de este blog, dedicamos esta última a cuestiones docentes y metodológicas. Nuestra intención era hacer un libro colectivo, al azar, basado en Aub y Saporta. Es decir, un libro de hojas sueltas, sin numerar, que supone admitir que cada lectura viene condicionada por la decisión del lector al enfrentarse a la obra. Al final se consiguió jugar con el azar, no sólo por el detalle anterior, sino también, por el modo de escritura 'a ciegas", de cada uno de los participantes de este experimento literario en el aula. Dejamos aquí algunas imágenes del resultado final:   Cada historia, cada perspectiva sobre la vida de Marcelo supone una hoja suelta. En la imagen no aparecen algunos documentos "históricos" con el que se han completado esos relatos por parte de los escritores participantes.  Como se aprecia en la imagen de arriba, no hay mejor objeto que sirva de receptáculo a la obra, que la carcasa de las antiguas cintas de ví...

UN AUDIO ESPELUZNANTE

"Mamá, papá, supongo que os estaréis preguntando por qué me fui de esta manera ¿no? Sé que no estaréis bien, pero os aseguro que yo estaba peor. No fui feliz en ningún momento. Y me callé. No quería haceros daño. Marcelo fue el único que me ayudó en mi estancia en el instituto, me defendió como pudo de los golpes e insultos. Supongo que seré un niño raro, menos para él. Mamá, papa, sé que nunca os lo dije, pero me gustan los hombres, sé que me habríais acepado tal y como soy, pero estaba el miedo, el miedo que sentía al entrar en clase cada día. Lo siento por irme así, pero no soy, no fui lo suficientemente fuerte para aguantar eso, espero que me comprendáis y me perdonéis. Os quiero y no tenéis que sentiros culpables. Hablad con Marcelo, él sabrá deciros todo lo que queráis saber de mí y que nunca os conté”. Esta es la transcripción literal de la grabación que obtuve en mi primer trabajo como periodista. Fue el 1 de julio de 1961, justo cuando empezaban las vacaciones ...

Y TÚ, ¿QUÉ HACÍAS EL 11-S?

Me desperté antes de que sonase el despertador, el ruido de un mensaje del móvil me obligó a levantarme. Tuve la curiosidad de leer lo que ponía. Era un mensaje de mi prima Sara, la única prima a la que mi padre adoraba, aunque nunca la viésemos. Me pareció raro de que diese señales de vida, porque llevamos sin verla varios años. El mensaje decía lo siguiente: ‘Tengo una buena noticia. Ya he acabado mis estudios en Nueva York después de cuatro años. Voy a ir a Morón de la Frontera para estar con todos vosotros. Probablemente ya no regrese más aquí. Estoy deseando llegar. Os echo de menos. Cojo el avión en unos minutos desde el aeropuerto de Boston a las 8:00de la mañana. Un beso, os quiero.’ Al decírselo a mi padre no se lo creía. Tuve que insistir varias veces. "Ya ha tenido que salir", le dije. Cuando me di cuenta, se le saltaron algunas lágrimas, pensaba que nunca iba a volver a ver a su preferida. Aún recuerdo aquel 11 de septiembre. Este día está marcado en ...